Mar embravecido

23 agosto 2011

Celebración

"Lo importante no es el champán... es lo que se celebra"

Esta es una frase que leí hace mucho tiempo un una recopilación de cuentos de Haruki Murakami titulado "Sauce ciego, mujer dormida", recuerdo que cuando la leí me impactó la frase, no es que tuviera para mí un significado revelador ni nada parecido, de hecho ni siquiera la entendí bien. Pero me marco muy fuerte, fue como si en lo más profundo de mi supiera que algún día esta sería mi frase...


Estoy tumbado de lado en mi cama, sobre mi lado derecho. Mi cabeza descansa en las almohadas, y mi mano izquierda juega con su cadera. Delante de mí ella me mira fijamente, sus ojos son muy profundos y además me dicen lo que está pensando. Piensa en mí y en lo feliz que es aunque su felicidad solo la compartamos los dos. Ella está tumbada sobre su lado izquierdo y semierguida sobre su hombro, sus cabellos rizados caen alrededor de ella y de los rizos que caen por delante, uno acaricia su pecho y bordea su pezón, del mismo color que su pelo aunque más claro. A veces tímidamente baja la mirada, Dios como me encanta ese gesto, y con su mano derecha dibuja en las sabanas; a veces un corazón, a veces un "te quiero". Ella sabe que esas cursilerías no me van, pero sabe que aun así, yo se lo permito todo, hace conmigo lo que quiere, y que aunque no me gusta que se porte de un modo tan infantil, con solo besarme me olvido de todo.
Entonces se yergue y me besa rápidamente, con pasión, noto como su lengua busca la mía, juega con ella. Yo cierro mis ojos y dejo que esta vez ella sea la que marque el ritmo. Se acerca más a mí, sus pechos aprietan los míos, su mano derecha acaricia mi nuca, me tumba boca arriba y me besa mientras se acomoda sobre mi cuerpo. Entonces para, apoya su cabeza en mi pecho y se acurruca sobre mí. Su silencio me pide que la abrace y lo hago, su melena rizada me tapa media cara, huelo su pelo y su cuerpo, siento su respiración y abrazados pasamos toda la tarde. Para mí es indescriptible el notar como se relaja estando conmigo, siento su respiración sobre mi pecho, suave y tranquila, sus manos sobre mí que muy lentamente me acarician.

Se ha levantado, va hacia el cuarto de baño, su pelo da vueltas y vueltas sobre su espalda, su figura hace que mi corazón palpite más rápido de lo normal. Aprovecho y voy a la cocina, cojo el champán y dos copas. Cuando vuelvo esta otra vez tumbada en la cama, me ve aparecer con las copas y se sienta apoyada sobre el cabecero, sonríe. Vierto el champán y le doy una copa a ella, cojo la mía.
-. Por que nos queremos a pesar de que no tenía que haber ocurrido - digo mirándola a los ojos -.
Brindamos y bebemos.
-. Te quiero - dice justo antes de besarme y de que su lengua juguetona me explore por dentro -...

"Lo importante no es el champán... es lo que se celebra". Cuando leí esta frase ya conocía a Patricia, aunque aún no sentía nada por ella. De todos modos, algo en mi sabía que esto ocurriría y guardó esa frase en mi memoria para recordarla cuando estuviera con ella.