Mar embravecido

17 agosto 2012

Babylon

Abrió el trozo de papel que tenía en las manos. Lo miro por ambos lados; en una cara se podía leer "Babylon", en la otra una tajante afirmación "Hay esperanza".

Estaba sentado a la orilla de la playa, hacía rato que había amanecido y el calor del sol todavía no te arrancaba las ganas de vivir. Como siempre, no había nadie en la playa, hubiera sido algo increíble. Nadie ni nada, sólo arena y piedras; no había gaviotas ni se veían peces saltar en el agua, no había algas secándose al sol ni cangrejos escondidos entre ellas. Una desolada sensación de soledad invadía el lugar donde ni siquiera el viento hacía acto de presencia. Una tajante línea separaba el cielo del agua, de una claridad y nitidez asombrosa, si mirabas mucho tiempo el horizonte parecía dibujado con una regla, era perfecto. Pasaron los minutos y el sol lo obligó volver a su hogar.

Bajó los escalones, giró a la derecha al llegar al frío muro de hormigón, recorrió el pasillo y llegó a un montacargas. Entró en él y bajó hasta su casa. Cuando llegó conectó las alarmas y encendió los monitores de la RED, introdujo su código de identificación y recibió un mensaje con las últimas novedades, en mensaje escueto y que se venía repitiendo todos los días desde hacía tres largos años "Población: 6.794.235.012".

Recordaba muy bien el último mensaje que llegó antes que ese, lo había imprimido en el último papel que tenía, después de eso la impresora dejó de tener una función práctica. Lo guardaba con él siempre; cuando salía, cuando dormía, en sus vigilancias. Siempre.

"Babylon". ¿Por qué la RED le había mandado ese mensaje?, ¿por que había esperanza?, ¿cómo iba haber esperanza en un mundo muerto?, ¿donde?. Trató de olvidarlo, tenía que concentrarse en su tarea. Por lo que deducía habría más gente que hacían lo mismo que él, pero era más una esperanza que una suposición, desde que él recordaba nunca hubo contacto con nadie. Se puso cómodo delante de los monitores y empezó a inspeccionar lo que le mostraban los monitores.

Lo que nunca cambiaba, ciudades destruidas por un lado y los gemelos por otro. Esos seres que no sabía que eran, sólo que un día aparecieron, uno por cada habitante de la tierra, cada uno exactamente igual a alguien, y cada uno de ellos buscó a su igual y lo mató. Desde entonces estaba solo, vigilando, temiendo que en alguna de sus salidas su gemelo lo encontrara.

"Babylon", ¿qué será "Babylon"?