Mar embravecido

07 agosto 2006

Una palabra

Cayo en mis manos, pude cerrarla antes de que se me escurriera entre los dedos. Con timidez, abrí un poco los dedos y miré entre ellos. Era la palabra más hermosa que nunca pude leer. Rápidamente cerré los dedos y puse la otra mano encima, no quería dejarla escapar. Miré a todos lados, buscando un papel donde dejarla, mi giré una y otra vez, no veía nada. Salí de la habitación, creo que en el salón tenía un cuaderno de notas. Registré el salón, con ambas manos cerradas e instintivamente en alto, andaba con mucho cuidado, no quería caer y dejarla escapar... era tan hermosa.
Me acerqué al televisor, a la mesa junto a la entrada... nada, no encontraba una hoja sobre la que dejarla. Entré en el comedor y vi el cuaderno que creía en el salón. Ma avalanzé sobre él, lo abrí con los codos, todavía no me creo que pudiera abrirlo con los codos, y en la hoja en blanco reposé mi mirada. Puse ambas manos sobre la hoja y las separé lentamente. MIERDA, ¡¡se escapó!!... ¡¡joder, otra vez!!.

La hoja en blanco, la mente con el eco de algo hermoso que como llegó se fue, y de nuevo la sensación de tener una historia perfecta y no saber plasmarla... Maldita palabra, algún día no te escaparas de entre mis dedos.